Un
artículo sobre “El americano” (2010), de Anton Corbijn
De todos es sabido
que George Clooney es un tipo bien, un tipo superguay, un tipo “cool”. Pero, ¿a
quién no le pasa de vez en cuando alguna desgracia? Resulta que el pobre George
se carga de un disparo, intencional y por la espalda, a una novia sueca con la
que está viviendo un romance en una idílica cabaña en medio de la nada nevada
de Suecia. El pobre hombre queda un poco alicaído un par de días, y pasa incluso
alguna noche un poco agitadillo por causa del desagradable incidente. Como
parece que se dedica a una profesión peligrosa, y como hay por ahí mucho
envidioso deseando matarle, su arrugado jefe le busca un refugio en un
pueblecito italiano, hasta que los envidiosos se aplaquen o se borren del mapa.
Y esta es toda la
película: George pasando unas vacaciones en un escondido pueblo italiano del
interior (Castel del Monte). ¿Nada más? No.
Ya se sabe que
George tiene una casa en el lago de Como, que adora Italia y especialmente la
Toscana, que tiene o ha tenido alguna novia italiana (Elisabeta Canalis): ¿es
mucho suponer que esta película se rodó durante alguna de las visitas de la
Estrella a sus posesiones (de todo tipo) transalpinas?
El resultado es una
película corta, pero muy aburrida; una auténtica epopeya del egocentrismo, con
George presente en el noventa y nueve por ciento de los fotogramas; una
irritante y confusa mezcolanza de postales coloridas, de incidentes vacuos y de
personajes tan consistentes como si estuvieran recortados en papel; una
tontería para tirar casi dos horas por el sumidero.
No quiero ensañarme
con la película; al contrario, voy a ser tan magnánimo con ella como para
enumerar las muchas cosas que George, al que le sobran las razones para estar
encantado de haberse conocido, hace mejor que cualquier otra persona del
Sistema Solar (por lo menos):
1. George es la
mejor persona: veámosle ahí, cariacontecido sobre su café, después de haber
tiroteado por la espalda a su novieta nórdica justo después de una noche de
amor.
2. George es quien
mejor sufre: tras ese desafortunado final de romance, necesita nada menos que media
hora (de película) para volver a yacer con una mujer (concretamente, con una
prostituta).
3. George es quien
mejor trabaja: durante su estancia en la Italia profunda le encargan que
fabrique un arma especial, y ahí le tenemos, en repetidas (y repetitivas)
secuencias, dedicado a la noble afición de ensamblar y pulir un fusil. ¿No es
realmente edificante contemplar a George mientras se afana en la compra o la
búsqueda de las piezas necesarias, en el paciente “bricolage” del fusil, en las
probaturas de la poderosa arma, disparándola sobre pacíficos árboles de la
plácida campiña toscana?
4. George es el
hombre políticamente más decente, y no debe haber ninguna duda sobre esto: es
un verdadero progresista, un hombre entregado a las más nobles causas (la
democracia, el ecologismo, los derechos humanos), un hombre que lleva sobre sus
espaldas el peso de salvar el mundo (empezando por Darfur). La implícita
apología, o al menos el fetichismo de las armas evidente en “El americano”, que
es simplemente una obra de entretenimiento y de recaudación, no puede afectar
la esencial decencia de George: películas como ésta están en otro plano moral
que su comprometido protagonista, simplemente.
5. George es el tío
que está más bueno en el planeta Tierra: no hay más que verle, y por supuesto
que le vemos, haciendo flexiones, saliendo de la ducha, mostrando torso y más
torso (tatuado, claro, que luce más).
6. George es el
tipo con más suerte del mundo: el encargo de las armas, y los ensayos con
ellas, se los hace siempre una tía buena; y la prostituta con la que se enreda
es igualmente una mujer cañón, faltaría más.
7. George es el tío
que mejor folla: folla tan bien que la puta tiene que confesarle que no finge
cuando están juntos, folla tan bien que la puta casi le paga a él, y por
supuesto que somos testigos de todo esto (del minucioso folleteo, de las
protestas de sinceridad de ella y del detalle de las propinas): George no es
alguien que oculte estos detalles, ¡a él le gusta ser sincero y exhaustivo!
8. George es el
tipo más romántico: un tipo que, claro está, se enamora de la guapa puta, la
lleva de picnic al campo y de cena con velitas, y acaba proponiéndole un futuro
juntos. (Por cierto, la película es tan aburrida, tan monótona y repetitiva,
que, al final, incluso la desnudez esplendorosa de Violante Plácido acaba
resultando tediosa, de tanto como la “buena mujer” se empeña en despelotarse
ante George y ante nosotros).
9. George es el
tipo que inspira más confianza: hasta el punto de que el anciano cura con el
que tiene tan buen rollito (tan buen rollito que el cura parece un pusilánime,
amonestando con el índice y una sonrisa al “americano” que está sembrando su
pueblo de cadáveres…) le confiesa casi “motu proprio”, de paseo los dos por un
recoleto huertecillo local, su paternidad del clandestino mecánico de
automóviles (naturalmente esta confesión entraña, en el espíritu del filme,
hacernos más próximo y más humano al sacerdote, etc., etc.).
10. George es quien
mejor conduce en moto: no es cuestión de hacer un mundo de ello, pero, para ser
honestos y para hacer justicia a George, hay que mencionarlo, por supuesto.
11. George es quien
mejor dispara: ¿o no es casi milagroso como intuye, se vuelve y mata, todo en
un milisegundo, a su arrugado jefe? Por cierto, que me aspen si entiendo por
qué George se carga al principio a su novieta escandinava, y por qué al final
alguien (el jefe de cara sin planchar, supongo) se carga a la tía de las armas,
cuando ésta estaba a punto de liquidar a George, durante la procesión
religiosa.
12. Por cierto,
George es quien mejor comprende las peculiaridades locales: con qué sabiduría y
originalidad se integran su romance con la profesional del sexo y la escena de
la francotiradora dentro del elemento folklórico y colorista de la procesión de
la Madonna...
13. George es quien
mejor muere: herido fatalmente por su jefe en algún lugar del vientre
(tratándose de George, sin duda en un lugar vistoso), George tiene aún el
aliento suficiente como para coger el coche y conducir unos kilómetros hasta el
paraje de la charca, en el que la puta, o sea, su novia, está aguardándole.
Vemos la cara del pobre George desmejorarse por el camino, debido a su herida,
pero sólo una vez llegado a su destino, frente a la mujer amada, un hombre como
él acepta la muerte (y, justo en ese momento, vista de los árboles y fin de la
película: no, no hubiera sido muy grato contemplar a George exhalando el último
aliento, aunque durante todo el metraje la acosadora cámara únicamente nos ha
privado de imágenes de la omnipresente Estrella en el momento en que Ésta hacía
sus necesidades…).
14. George es el
favorito de Dios: de modo que no hay que preocuparse por su destino de
ultratumba (¡por supuesto que George estará en el Cielo cuando muera!: de
hecho, será el Cielo justo por estar él allí). En efecto, “las ovejas favoritas
del pastor son las descarriadas”, como nos ha afirmado con bonhomía el
campechano preste local. Y George es un asesino, ha matado y provocado muertes,
es un profesional de la violencia, todo lo que se quiera, pero en el fondo es
una buena persona (lo que nos devuelve al punto primero de nuestra enumeración).
Así que, como George es bueno, aunque se haya visto
envuelto en algunas cosillas feas, y como se tortura a sí mismo un poquito, y
como se enamora de la puta, y como coleguea con el curilla, y como muere al
final, ¿por qué no consideramos esta película como “una historia de redención”?
¿No sería una manera de demostrar que George es, también, el tipo más profundo,
el de conciencia moral más depurada, el que mejor comprende y encarna los
imperativos éticos? Y, por cierto, hablando de ética, ¿no es verdad que George
elige siempre su ropa con un gusto exquisito?
(4-agosto-13)
Hay un par de errores en el punto 11. Desde el punto de vista del argumento (muy pobre, pero que hay que seguir) sí es congruente que se cargue a su novieta al principio de la peli, puesto que ésta ha averiguado a qué se dedica el maromo. Por otra parte, no es el jefe el que mata a la asesina al final de la película, sino que la muchacha es víctima de una manipulación del arma por parte de Jorge: temiendo que va a usarla contra él, la modifica para que la bala no salga por el cañón. Por lo demás, ciertamente, una peli muy mala.
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