Los dilemas del mecánico de
metacrilato
(Mi comentario a “Oblivion” (2013), de Joseph Kosinski)
(Mi comentario a “Oblivion” (2013), de Joseph Kosinski)
Pese a su apariencia macarra y tontorrona, las películas más comerciales de
Tom Cruise admiten a veces lecturas o interpretaciones de inesperada riqueza, o
ambigüedad, o incluso subversión.
“Oblivion” sugiere reflexiones sobre anámnesis o reminiscencia (¿soñar es
recordar?, ¿soñar es conocer?), sobre la fragilidad y hundimiento de los
imperios (en vista de todos esos escombros de iconos de la arquitectura
norteamericana…), o sobre la responsabilidad en el ejercicio de las armas (el hombre
es el arma, siempre). Aun reconociendo esa densidad de alusiones, voy a
limitarme, en este breve comentario, a enunciar los cuatro dilemas que son el
aspecto más inmediatamente llamativo (no sé si escribir “más superficial”) de
la película:
1) Hay una contraposición entre dos tipos de arquitectura. Uno está
representado por las viviendas de los “humanos”: las cuevas en que se esconden
los resistentes y, sobre todo, la casa idílica que sirve a Cruise como “reposo
del guerrero”; ésta refleja a la perfección el sueño estadounidense de la casa
del pionero, del hombre del bosque, del ser humano en armonía con la
naturaleza; en suma, ésta encarna lo que llamaríamos el “modelo Walden” (por el
personaje de Thoreau, naturalmente). Por otro lado, está el apartamento medio
suspendido o flotante en el que Cruise y su colega habitan, un modélico espacio
en términos de pureza y apertura de líneas, de levedad y de transparencia; la
inspiración, en este caso, provendría de las obras del llamado “movimiento
moderno” arquitectónico y, en concreto –parece lógico pensarlo–, de su
implantación californiana; en suma, la residencia aérea de Cruise representaría
lo que podríamos llamar el “modelo Neutra” (por el arquitecto austriaco Richard
Neutra, que realizó en California obras memorables de ese “movimiento moderno”).
2) Una antinomia similar, si no paralela, se plantea entre el mobiliario, y
el diseño en general, del mundo “humano”, y el estilo o el adorno del mundo meta-humano
al que el extraviado mecánico-soldado Cruise sirve lealmente. El “atrezzo” del
espacio humano cuenta con libros, con discos de vinilo, con balones de
baloncesto, con vegetales y plantas, con los añejos y entrañables objetos de
piel, de madera o de tejido; en cambio, solamente funcionales superficies de
cristal y plástico, en un obsesivo y pulquérrimo minimalismo, visten (o
desnudan) la vivienda colgante de la pareja protagonista (vivienda
coherentemente guarnecida por un helicóptero del mismo estilo).
3) De más calado que estos contrastes en los estilos de morada y decoración
es el que se da entre las dos mujeres que dramáticamente se cruzan en la
disciplinada rutina de Cruise, y la descabalan: a saber, la compañera en la
base y la cosmonauta rescatada. Una (Riseborough) es pulcra, sofisticada,
exangüe, superficial, pragmática, auto-controlada, o sea, una especie de perfecto
robot; la otra (Kurylenko) está manchada de sangre y de tierra, se atormenta,
tiene recuerdos y anhelos, es pasional, a veces se abandona. Se trata de dos
modelos de personalidad femenina, de dos modelos de mujer, que la película se
recrea en enfrentar, una y otra vez.
4) Y hay finalmente, en “Oblivion”, el aspecto político, o
político-militar: tocante a este aspecto, se oponen el estilo de guerra “humano”,
o sea, con contacto físico (o al menos visual) entre hombres, mirando (o al
menos viendo) al enemigo, exponiendo la propia vida, preservando el milenario
significado de la guerra como “lucha”, a ese otro método de guerra “inhumano” (lindante,
de puro hiper-tecnificado, con lo meta- o extrahumano), que se basa en el uso
generalizado y mecánico de una maquinaria mortífera ciega e implacable. En
otras palabras, la película opone el combate de los resistentes (valor, ideales
y choque) a la guerra conducida contra ellos, mediante ingenios asesinos casi
autónomos, por la tiranía ingenieril e implacable cuyo sirviente fiel es
Cruise.
No hay comentarios:
Publicar un comentario